viernes, 3 de julio de 2015

(...) Quizás usted y yo pudiéramos trivializar a nuestra vez la desvalorización de la muerte si no supiéramos lo hondo que cala la televisión y lo mucho que nos influye. Se me evidenció en El Cairo hace tres o cuatro años. Visitando la Ciudad de los Muertos, trabé amistad con una chiquilla de unos catorce años. Me acompañó durante el trayecto entre las casas donde conviven en armonía los vivos y los muertos. Cuando me aproximé a una de ellas la niña se negó a entrar conmigo. "¿Por qué?", preguntó un amigo que venía con nosotros y sabía hablar árabe. "Tengo miedo", respondió llanamente. Quise saber algún dato más y le preguntamos si ella vivía en una de esas casas; respondió afirmativamente. ¿Desde cuándo? Había nacido allí. ¿Había tenido miedo siempre? Negó sorprendida. ¿Desde cuándo tenía miedo? Por fin, nos confesó que desde que un par de años atrás había visto en televisión Poltergeist.  Un par de horas de televisión habían alterado definitivamente su visión de la vida y la muerte, desactivando sus tradiciones y con ellas el vínculo con sus antepasados y su origen. La televisión deja siempre huella y tiene sus consecuencias, las cuales de nuevo nos remiten a la violencia. (...) ...
  
Fuente: "TV, Fábrica de Mentiras", Dolores ["Lolo"] Rico. Espasa-Calpe, 1993, 4ª edición (Madrid).                                                                                                        

No hay comentarios:

Publicar un comentario