miércoles, 19 de agosto de 2015

POSMONAUTA de NATALIA MARDERO (Montevideo, 1975).
Irrupciones Grupo Editor/Primera ed.: abril 2010/Ilustración de tapa:
Daniel Melgarejo/Colección Excéntricos)
POSMONAUTA es "(...) una visión limitada del mundo, de los jóvenes y de las relaciones
(...) completamente sincera y desenmascarada (...)". Prólogo de la autora.
www.irrupciones.com
Null

Elijo resucitar por la pradera,
camino por la cinta porque es prometedora
las aguas se van calmando.
El resplandor no gusta, nunca gustó.
No dejan ver el reflejo
de los soles del caos,
la incertidumbre perpetua.
El nudo siempre se entiende,
es él el talismán que nutre
los harapos de la antaña curvatura.
ya no sé, los hilos son intrincados
buscando salir del pasadizo
de mi buena ignorancia.
La efímera ráfaga trae consigo
un torrente de imágenes
que me envuelven y se enredan
en los pulsos, en los cabellos
mordidos por sus susurros
sus maravillas que nunca podrán estar de pie.
                                                   
VALENTINA KACHINOVSKY

(Publicado en Obscuri Nº52, abril 2015. Originalmente en
chisporroteainfumable.blogspot.com).




sábado, 15 de agosto de 2015

En Una Playa de Japón


Todo empezó como una llovizna. despertamos luego en la playa, en una playa de Japón. Después de mirar lo poco que quedaba del cataclismo, era imposible imaginar que existiera alguna ciudad detrás de nosotros. Las estas lloviznas siempre caen como cortinas de confusión.
  Desde el exterminio que provino desde el océano atlántico -nosotros nos lo buscábamos-, en esta dimensión nos encontramos en lo que sería el último pedazo de tierra conocido; la luna perdió su rumbo, ahora se encuentra inmóvil encima de nuestros ojos. Pasan los días, y pasan las noches. Estamos solos.
  El cielo despejado, nosotros: apartados, recluidos. Una desesperada sensación de vacío nos cubre, toda la ausencia de los seres vivos se refleja en el eterno resplandor del horizonte.
  Fin.


                                                                                                     MARLENE IZQUIERDO 
                                                                                                        (Venezuela)

sábado, 1 de agosto de 2015

Hacia fines del siglo XVI comienza a escasear el trabajo en  las catedrales europeas (la gran fuente de obras públicas); los francmasones (francmasons, freemasons) que eran los albañiles libres, obreros calificados, se organizan en logias (hoy las llamaríamos sindicatos) para reclamar al rey nuevas fuentes de trabajo. Poco después, con objeto de conseguir influencias, prestigio, comienzan a aceptar en sus logias a gentes que no son del oficio; generalmente se trata de personajes importantes que se denominarán los masones aceptados. Esta masonería, llamada moderna para distinguirla de una legendaria e improbable masonería de la antigüedad, se organiza en Inglaterra por ese entonces constituída originalmente por dichos francmasones. (...)
  Reclutará sus afiliados tanto entre los nobles como entre los burgueses y los clérigos. Muy pronto, las Logias registran nombres de filósofos, políticos, hombres de letras, reyes. Allí están, entre muchos otros: Locke, Goethe, Fichte, Krause, Lessing, Herder, Federico II de Prusia, Carlos III, José II. Allí están, también, los nombres de los filósofos de la Ilustración (Voltaire, Condorcet, Montesquieu), de los hombres de la Revolución Francesa (Dantón, Robespierre, Marat, Desmoulins); son masones los líderes de la revolución norteamericana (Franklin, Washington, Payne). Entre los propulsores de la frustrada revolución latinoamericana hay numerosos masones. (...) Bolívar, O'Higgins, San Martín y Alvear. (...)
  Surgida como una vertiente del racionalismo, conserva la creencia en Dios, Gran Arquitecto del universo, en la inmortalidad del alma y en la libertad del hombre. Acepta como adeptos tanto a católicos o protestantes como a mahometanos y judíos (aunque estos últimos sufrieron ya limitaciones en las logias alemanas del siglo XVIII). Su carácter ambiguo se manifiesta en todos los aspectos de su conducta. Afirma que no es una religión ni una secta religiosa, pero en verdad funciona como una gran secta que consigue unificar a sus heterogéneos integrantes por la afirmación de los principios políticos del liberalismo. Masonería y liberalismo son, pues, los dos rostros del espíritu del siglo. (...).


                                   Fuente: "Masones y liberales" (Enciclopedia Uruguaya), Manuel Claps. Fascículo 27. Editores Reunidos-Editorial Arca, Montevideo, 1969.