domingo, 15 de marzo de 2015

Índex Herético

                            VALDENSES, TURLUPINOS, ADAMITAS Y PICARDOS...

  En el siglo XII prosperaba en el norte de Francia y en Flandes la secta de los valdenses (Vaudois), cuyo origen no es bien conocido. Los valdenses, apodados también kloeffers por usar zuecos,  cumplían las primitivas costumbres cristianas,  practicando además la comunidad de las mujeres. A pesar de su sensualismo desenfrenado, [...] eran buenos, leales, valientes y de una generosa fraternidad entre ellos. Se creía que practicaban todas las brujerías, atrayendo la desdicha sobre la población. El clero católico desató contra ellos una terrible persecución. Un renegado de los valdenses, Roberto El Búlgaro, fue nombrado inquisidor de Flandes por el papa Gregorio IX. Los partidarios de la secta eran quemados vivos en la pira, o se les enterraba vivos, incluso a los niños. Una vez fueron quemados todos los cosechadores de la aldea de  Vosselaere. Otra vez, los habitantes de una aldea de herejes fueron víctimas de las abejas: se les reunió, desnudándolos y untándoles de miel sus cuerpos, y millares de abejas se lanzaron sobre ellos, tras haberse volteado y saqueado algunas colmenas. No obstante [...] no hacían uso de armas y hasta se negaban a defenderse, [...] conservaron la concepción de una vida sincera, dando rienda suelta a los placeres y ayudándose mutuamente. [...].
  En 1411 se señaló una nueva herejía: la de los "Hombres de Buena Voluntad". Uno de los dirigentes de la secta, el profesor de teología Guillermo de Hildernisse, se retracta tras la intervención del obispo de Cambrai. La "herejía" es continuada por un laico de Bruselas, Gil Cantoris. [...] repudiaron el ritual eclesiástico, pues tenían la convicción de que Dios no pide otra cosa a sus criaturas que satisfacer todas sus pasiones, aún las corporales. Al llevar la comida a los pobres, andaban desnudos por las calles de Bruselas; parecía que la población estaba de su parte, por el hecho de haberse sublevado contra los obispos, cuando éstos llegaron a combatirlos con las muy conocidas armas de la Inquisición. Los turlupinos constituían la secta "Hermandad" o "La Sociedad de los Pobres". Emparentados con los "Hombres de Buena Voluntad", se creían exentos de toda hipocresía, hasta el punto que en pleno día "tenían públicamente relaciones con las mujeres". Los picardos o adamitas tenían prácticas similares. Como descendientes de Adán y Eva, preferían andar desnudos; los vestidos eran considerados como signos de esclavitud y de pecado. Tolerados en Flandes, los adamitas fueron perseguidos en Bohemia por los hussitas, quienes se mostraron tan poco tolerantes como los católicos. En 1451, las mujeres adamitas subían a la pira riendo y cantando [...]: "los que andan vestidos no son hombres libres".
  El nudismo era popular en Flandes. En pleno verano, tanto los campesinos como las campesinas trabajaban desnudos en el campo. En la "Biblia Rimada" de Merlant, de 1369, son descritas semejantes escenas. La implacable represión contra el nudismo fue iniciada por Margarita de Austria y María de Hungría. [...].

Fuente:
 "Historia Sexual de la Humanidad", EUGEN RELGIS, Ediciones Cenit, 1964 (Buenos Aires). Síntesis del capítulo 6 (Edad Media). Título original: "Istoria Sexuala a Omenirii" (en rumano).

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