domingo, 6 de diciembre de 2015

Nuevas Crónicas del Templo
(SEGUNDA ÉPOCA)

La terrible diáspora de los Hermanos de la S.O.E. fue salvada por el Ministerio Insurrecto de Detención de Escuelas Secretas (M.I.D.E.S.) quienes ubicaron a varios integrantes y los distribuyeron en diferentes "refugios" para evitar su dispersión. Los varones en "ciertos" refugios, las "damas" en otros. Para disimular posibles conspiraciones religiosas contra otros cultos, o su manifestación abierta, se instruyó a los integrantes de la S.O.E. para que se reunieran durante el día en plazas y parques, travestidos como grupos de personas en situación de caye (léase silencio).
  En la remota plaza 25 de Mayo, en pleno centro de La Teja, se encontraron: la Hna. Ángela, la Hna. Soledad, la Hna. Denisse, el Hno. Johannes, el presbítero Eduardo y el líder natural de la S.O.E., el benemérito Hno. Maese Vituperius. Todos con prendas ajadas, simulando bichicomez, sorbiendo mate y emitiendo cada tanto un "haiga", un "estea", un "la calor es lo que jode" o un "¿Qué tal si nos papamo un vinito?", esto último dicho por el Hno. Johannes. 
  El Hno. Vituperius le propinó un correctivo con una varita de membrillo. La Hna. Ángela musitó "¡Qué onda esto de ser bichicome...! ¡Me recopa!". La Hna. Soledad, en un arranque de entusiasmo salió a la vereda a pedir dinero para "comer",  y la Hna. Denisse, con sus irritaciones habituales recorrió la plaza aleccionando a los fumadores de cannabis para que abandonaran el vicio. El Hno. Eduardo recorría los alrededores distribuyendo folletos de cómo "remar" contra las "falsas religiones", mientras el Hno. Johannes pedía p'al vino "ritual", cosa que le valió un soberano puntapié en el cóxis de parte del Maese Vituperius.

(Continuará)


                                                                                      JUAN EL INCIERTO

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