sábado, 9 de enero de 2016

Nuevas Crónicas del Templo 
de la SOCIEDAD OBSCURIANA DE EGIPTO (S:O:E:)

Distribuídos los hermanos y las hermanas de Nuestra Sociedad en unos cuantos refugios del MIDES, parroquias, sinagogas, mezquitas y templos umbandistas, lenta pero inexorablemente, aquella ha podido reorganizarse. Se ha pasado, sin más trámite, al trabajo proselitista nuevamente. Importancia clave ha tenido nuestro querido Hno. Johannes: vistiendo camisa de manga corta, corbata, pantalón de hilo, mocasines y sombrero de paja -con los ejemplares de Obscuri en el portafolios de correa larga colgando del hombro-, fue confundido con los Testigos de Jehová en una plaza suburbana.

-Hermano, ¿viene Ud. del "salón del reino" del pueblo Santiago Vázquez? -le preguntaron algunos integrantes de la iglesia fundada por Russell en 1874.
-¡No, no...! ¡Disculpadme, hermanos, pertenezco a la Sociedad Obscuriana de Egipto! 
-respetuosamente contestó el Hno. Johannes, mientras extraía del portafolios nuestra publicación.
-¡Mmmmh! No hemos oído de ella... -intervino una testigo.
-¿Acaso tiene algún vínculo con la masonería? -interrogó otra.
-¡Por Júpiter os juro de que no! ¡Absolutamente! -apresuróse a responder Johannes.
-¿"¡Por Júpiter!" ha dicho Ud.? Parece le agrada la mitología romana... -aportó un señor mayor de la misma colectividad.
-¡Por supuesto! ¡Nuestra Sociedad la venera junto a las mitologías del mundo entero! -visiblemente emocionado aclaró el redactor responsable de Obscuri.

  La amistosa conversación ya tenía una veintena de oyentes, vecinos y vecinas del barrio en su mayoría.Viendo la posibilidad de convertir a los Testigos de Jehová y a los demás, el Hno. Johannes alzando la voz preguntó:
-¿No les parece que, uno de los nombres del mencionado rey de los dioses era "Jove", y que éste se parece mucho al de vuestro Jehová ó Yavéh?... ¡Somos hermanos los testigos y los obscurianos! ¡Aleluya! ¡Albricias!
  Aquellos lo miraron con cierto temor y, dándose a entender que había bebido algún licor embriagante (grave ofensa para ellos), se fueron alejando lentamente. No hizo lo mismo la gente del lugar que, rodeando a nuestro infatigable misionero, se interesó por la permisividad para con el alcohol que tendría la Sociedad Obscuriana.
 Al informarles que se podía ser muy tolerante, siempre y cuando no se condujera una bicicleta, un "mosquito" o una patineta bajo sus efectos, aplaudieron y lo proclamaron "Enviado de Dionisos, Baco y Venus". En seguida lo pasearon en andas por la "Proyectada 40 Metros", la principal avenida de esa populosa barriada; volvieron al rato a la plaza y entonaron himnos a la trinidad pagana...

                                                                                                                            (Continuará)
                                                                                                                     Hno. Vituperius

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