martes, 4 de noviembre de 2014

El Paciente y su Docta Mente, se Hacen una Película

 Hace poco, el enfermo comprobó que toda abrazo se parece a un iceberg: claro, compacto y momentáneo. -"¿Grabaste todo eso?" -preguntó. -"Sí. Falta el título no más..." -contestó, su mente. Pensé: VIOLARTE CON MIEMBROS PRESTADOS, me parece sensato por ahora, pero NO ME CON-FORMA.
  
Es que en el ring de mi facinerosa libertad, se asaltan estos dos tigres furiosos. Hay tensión, peligroatrevimiento, y olor a criatura vieja. Se rodean las dos bestias pasadas, se olfatean, se miden desafiantes... hasta que se atacan pacienteYmente en el manuscrito de sus vidas, cuyo sexo es: percusión.

  Atrás, las cejas cazadas de la estepa, también se contorsionan, se marean, se marmean entre "los muslos del sol.". Y las compuertas de tus valles están tan abiertas... y tan cerradas, están tan abiertas, y tan cerradas. Decime, ¿soñás a color o en blanco y negro? Más acá, los módulos galvanizados en caliente, paran, marchan, luchan... ¿por un aumento salarial? No puedo, no puedo... participar, por fortuna: todavía queda un músculo que no retiene información. 
  -¿Habrá algo más? ¿Habrá algo más en este puto mundo? ¿Algo más que poder? Asamblea goteada. Me anoté en la lista de horcadores, y cuando tomé la palabra, dije, sin el fetichismo del ilegalismo, creo: -"Si los días son fábricas: ¡quememos todo compañeros! Mientras esperamos que algo bueno suceda, la vieja sigue comprando masitas." (...)  Pero se me ignoró.

  Es que el murciélago americano se tiene miedo a sí mismo, y se refugia en el cuerpo (que, otra vez: sobró). -"¿Habrá algún nombre, entre todos los nombres, para éste nombre, que espera ser nombrado?" -preguntó el agonizante. La cabeza contestó: -"El abismo de las once voces roñas, de las telarañas, hacen eco entre las viceras, (no vísceras) de los nuevos titanes. No escuchan, no oyen... porque el túnel del ingenio, no está cavado desde el corazón.

  Vuelve, el moribundo... a la cama de su mente... y se persigue el encuentro letal. Como las comillas, que se acompañan... asechándose, mirándose de reojo, en cada cita, se desean, por encima de palabras ajenas, pero nunca se logran acoplar. Así se ansían también, el enfermo paciente y su mente, por la inherente distancia que los une. Quieren fusionarse hasta el punto de disponer la mutua aniquilación por contacto. Finalmente, es el papel... el gran vencedor, el que sostiene todo: gruñidos, gemidos, y hasta aquel aliento a vicio fresco está envuelto en el relato, que ya no vibra, sino en el giratorio silencio... de este punto final.

                                                                                                    KARINA FUENTES


1 comentario:

  1. Más que poesía surrealista, post-moderna o fragmentaria, creo que se trata de poesía erótica continuadora de la escuela delmiriana... ¡Saludos! un abrazo.

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